Rabia e impotencia por muerte de Jairo; carta de un maestro para el menor que fue su alumno y murió por oponerse a un asalto en Culiacán


Carta de despedida para un alumno asesinado.

Profr. Jesús Mario Padilla López

Cuando un joven muere aparecen muchas interrogantes en quienes le conocíamos: ¿Cuántos sueños se truncaron, de qué manera esas expectativas habrían ayudado a mejorar la vida de sus familiares, qué crueldad del destino forzó su desaparición a tan temprana edad, cuando la vida parecía sonreírle plena de ilusiones y promesas?

Cuando un joven muere en situación trágica las preguntas son mayores:

¿Por qué en instantes cambia todo: se altera el presente, el futuro se rompe, se acaban las esperanzas, aparece el dolor y se llora la ausencia?


Antier falleció Jairo Alexander, tenía 17 años y fue alumno –egresó de sexto grado en el 2014- de la escuela Primaria “José Vasconcelos” que me honra dirigir. Lo asaltaron para quitarle su celular, se opuso y lo balearon afectando varios órganos importantes. Era buen muchacho; trabajaba en dos partes para ayudar a su familia (de mañana en una frutería y por las noches en una taquería) y además era deportista, estaba seleccionado para jugar con las fuerzas básicas de Los Dorados de Culiacán a donde asistía todas las tardes para entrenar con disciplina y constancia.


Sufrió mucho, tuvo una muerte que nadie merece tener. Esa mañana del 07 de enero del 2020 Jairo iba a su trabajo matutino, lo esperaban dos motociclistas armados en la parada de camiones y recibió dos balazos en el estómago y uno en la pierna. Pidió ayuda y nadie lo apoyó, quedó tirado en la calle durante media hora hasta que su familia con auxilio de una vecina lo llevaron al hospital Civil porque la ambulancia de la Cruz Roja nunca llegó por él. Estuvo en agonía hasta el martes 21 de enero pues falleció en las primeras horas del miércoles 22.


Hoy su familia está de luto, sufriendo la ausencia física del hijo, del hermano.  Para las autoridades de nuestra ciudad, del estado y del país, Jairo es sólo una estadística más de la situación de violencia de esta ciudad caótica llamada Culiacán. Es un dato que no les preocupa porque para ellos, para nuestros gobernantes, los muertos por la violencia son sólo números fríos, sin cara, sin historia, sin vida…


Hoy Jairo ya no existe, se han cancelado muchos sueños: los de él y los de su familia.


Los delincuentes que lo mataron andan libres buscando otras víctimas sabedores de que en este país, en este Estado, en esta ciudad nadie investiga, nadie da seguimiento, nadie protege a la población indefensa. Están felices porque para ellos Jairo tampoco era una persona, no era nadie importante, era sólo un negocio que les redituó ganancias en su lucha por subsistir dentro de este reino de impunidades, de simulaciones, corrupción e ilegalidad.


Nuestra escuela está de luto porque estamos formando niños que tienen valores, nos esforzamos por crear en ellos otra visión de la vida y del mundo que les haga aspirar a ser mejores personas, a esforzarse por lograr sus sueños, a construir un mundo de paz y de sana convivencia donde el respeto sea la regla de oro para normar la sana convivencia en sociedad y sin embargo los están matando porque no están preparados para enfrentar la violencia, porque nunca los enseñamos a agredir, a vivir en la ilegalidad…Porque para ellos la delincuencia no es una opción de vida.


Cuánta tristeza y dolor nos causa ver como se destruye en un instante lo que nos tomó años edificar, cuán poco valor se le da a la vida en este mundo actual, cómo destruyen lo mejor de la juventud y la culpa no es de los delincuentes, sino de quienes tienen el deber de hacer cumplir las leyes y no las cumplen.


Hoy nos salen debiendo mucho , muchísimo, nuestras autoridades por tanta corrupción, negligencia e impunidad. Hoy la rabia y la impotencia hacen mudas nuestras quejas pero mañana o algún día cercano vamos a tener que elevar nuestra voz por todos los Jairos que mueren día a día y por todas las autoridades municipales, estatales o nacionales que callan vergonzosamente.

DEP Jairo Alexander