Regresa Julia Pastrana a Sinaloa de Leyva para descansar


Más que un acto religioso, es un acto de dignidad para el estado y el país, afirma Laura Anderson, principal impulsora de su repatriación

 

 

Sinaloa de Leyva.- No más Julias Pastranas, no más falta de respeto a la dignidad humana y a los derechos humanos, dijo el gobernador Mario López Valdez, durante el acto oficial en donde los restos mortales de la sinaloense fueron depositados en el panteón municipal de esta cabecera.

 

Es un acto de justicia que registrarán la historia y la humanidad; hoy venimos a rendir homenaje a una paisana, a una sinaloense que encontró la puerta para mostrarse ante el mundo con dignidad, con altivez, y que con su talento maravilló a muchos seres humanos en Europa, en Estados Unidos y Canadá, enfatizó el mandatario sinaloense.

 

Esto es un símbolo de amor, de compromiso con el derecho y la dignidad de los seres humanos y siempre que se trata de algún sinaloense todos saben que van a contar con nuestra administración para luchar por ello. Es un acto único en la historia de este país y quizás en la historia de la humanidad, indicó López Valdez.

 

El gobernador encabezó el homenaje y el posterior acto de sepultura de los restos de Julia Pastrana, una mujer sinaloense que en vida fue exhibida en circos en Estados Unidos y Europa por sus características físicas. Sus restos fueron traídos desde Oslo, Noruega, por gestiones el gobierno estatal, y cuyos trámites fueron iniciados hace 10 años por la investigadora Laura Anderson Barbata, a quien el ejecutivo estatal reconoció y agradeció su gran esfuerzo por que los restos de la sinaloense fueran depositados en Sinaloa de Leyva, luego de permanecer por años en el Instituto Forense de Medicina de Rikshospitalet, en Oslo, Noruega.

 

Los restos mortales fueron depositados en el panteón municipal y la tumba quedó sellada con concreto.

 

Ante la presencia de medios de comunicación locales, nacionales e internacionales, funcionarios estatales y municipales, y decenas de habitantes de esta comunidad, el ataúd de color blanco en el que fueron enviados desde Oslo los restos de Julia Pastrana, fue recibido en la plazuela local en donde se rindió un emotivo y respetuoso homenaje a la sinaloense.

 

Regresar a Julia a Sinaloa es conferirle su status de sinaloense; su entierro es un acto humanista, un acto de estado; hoy es un día de júbilo para los sinaloítas porque Julia ha vuelto a casa, dijo el presidente municipal Saúl Rubio Valenzuela, quien hizo un llamado para que las humillaciones que sufrió no se repitan y coincidió con el gobernador en pedir que no haya más Julias Pastranas.

 

Al participar en el homenaje, la principal luchadora de la repatriación de la sinaloíta, Laura Anderson Barbata, destacó que lo que le pasó a Julia Pastrana le duele a todo un pueblo.

 

Julia ya no sufrirá, pero merece ser respetada y reconocida por el talento que tenía, recalcó la historiadora.

 

Lo que hacemos hoy, dijo, es más que un acto religioso, es un acto de dignidad para un estado, para un país y para la humanidad. Es una lección de vida, es contribuir a un futuro justo para todos.

 

Durante la ceremonia religiosa que encabezó el párroco local, José Jesús Nieto Calderón, el padre salesiano de Don Bosco, Jaime Reyes Retana Zesati, destacó las cualidades de Julia Pastrana y lamentó que haya sido tratada como un objeto, “porque el ser humano no está para ser objeto de nadie”.

 

Acompañaron al gobernador en este homenaje, la directora del Instituto Sinaloense de la Cultura, María Luisa Miranda Monrreal; el secretario de Educación Pública y Cultura, Francisco Frías Castro; el presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Juan José Ríos Estavillo; el subsecretario de Normatividad, Bernardo Cárdenas, entre otros.

 

 

Julia Pastrana

 

HISTORIA DE JULIA PASTRANA

 

Julia Pastrana nació en Ocoroni, Sinaloa de Leyva (1834) y falleció en 1860 a la edad de 26 años. Padecía una enfermedad conocida como Hipertricosis Lanuguinosa con Hiperplasia Gingival (la mayor parte de su cuerpo estaba cubierto por una capa de gruesa de vello).

 

 

 

Dominaba el idioma inglés, español y su lengua nativa: el cahíta (mayo). Después de ser vendida por su tío a un circo, Julia se incorporó como empleada doméstica en la casa de Pedro Sánchez, ex gobernador del Estado de Sinaloa (1836-1837).

 

 

 

Según Ireneo Paz (abuelo del escritor Octavio Paz) en su libro “Algunas campañas”, el administrador de la Aduana Marítima de Mazatlán, Francisco Sepúlveda, compró a Julia, quien tenía 20 años, con el fin de hacer negocios exhibiéndola en circos y ferias en Estados Unidos.

 

 

 

Sin embargo, Theodore Lent, socio americano de Sepúlveda, después de casarse con Pastrana (1854) decidió terminar la sociedad laboral y exhibir a Julia sin ningún impedimento legal.

 

 

 

A los 26 años (1860), Julia dio a luz a un hijo con su misma condición genética. El niño murió a los tres días de nacido y Julia al quinto día del parto.

 

 

 

Los cuerpos fueron momificados y comenzaron a circular por distintos museos y bodegas para ser exhibidas. Sin embargo, la momia del niño fue abandonada y desaparecida.

 

 

 

En 2003, la artista e investigadora Laura Anderson Barbata, tras recibir una beca para realizar una investigación en Noruega, inició un estudio sobre el caso de Julia Pastrana. Con la ayuda del antropólogo forense, Dr. Nicolás Márquez-Grant, decidió comenzar una campaña de repatriación de los restos de Julia a México para enterrarlos. En junio de 2012, el Gobierno del Estado de Sinaloa se sumó a esta campaña lo que originó que la Universidad de Oslo cediera a la solicitud.

 

 

 

Las dependencias que intervinieron son: la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, la Embajada de México en Dinamarca y la Universidad de Oslo.

 

 

 

 

 

Redacción /ExtraOficial