Prevengan un gran dolor, como la pérdida de un familiar o la intubación, esto es un infierno, exhorta médico


Eduardo Zamudio desearía que a través de su mirada los mexicanos conocieran el drama que él y miles de médicos viven en la primera línea de la batalla en contra de la pandemia.

Así como el clásico de Dante Alighieri, La Divina Comedia, quisiera que con los duros momentos vividos a lo largo 10 meses, atendiendo en terapia intensiva y en las áreas de urgencias, pudiera guiar a la población al infierno que todos los días enfrentan pacientes y familiares a causa de la covid-19, que ha cobrado la vida de más de 117 mil personas en las estadísticas oficiales.

Zamudio, médico civil del Hospital Central Militar en el área de terapia intensiva y del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), fue condecorado el 17 de junio con la presea al Mérito Militar 2020, reconocimiento que en ese momento hasta le robó el sueño, debido al privilegio de ser uno de uno de los 234 elementos del Ejército Mexicano y Fuerza Aérea y 70 civiles reconocidos por “que han realizado actos de relevancia excepcional y día a día han sido testigos de este desgastante episodio en la vida nacional”.

En el diploma se destaca que fue otorgado “por su profesionalismo, esmero, dedicación, valor, espíritu de sacrificio y desempeño, demostrados en las instalaciones sanitarias operadas por la Secretaría de Estado (de la Defensa Nacional) para la atención de pacientes infectados con covid-19”.

Ahora no concilia el sueño por los largos turnos en las dos instituciones, saturadas por pacientes que padecen el nuevo coronavirus y que ponen en jaque al sistema mexicano de salud.

“Incluso hemos visto caer a los sistemas de salud de grandes países. La pandemia los puso de rodillas”, cuenta Zamudio.

Ahora que vuelve el semáforo epidemiológico al rojo para resaltar la alerta máxima, aprovecha el escaparate de los medios de comunicación para sumar su voz a la del personal sanitario, que suplica a la sociedad tomar en serio este problema con el crecimiento de contagios, con cifras récords en diciembre y que no se habían tenido desde que comenzó la pandemia el 27 de febrero.

“Quiero aprovechar este espacio para decirles a las personas que no se busquen problemas afuera. Prevengan un gran dolor, como la muerte de un familiar o una intubación. Esto es un infierno”, asegura en entrevista con Excélsior.

“En ese momento ya no hay camas, ni aunque los pacientes tengan criterios de intubación. Tienen que esperar por una”, afirma.

Zamudio, como miles más entre el personal sanitario del país, llegó a improvisar con ingenio ante las dificultades por la pandemia ante un sistema de salud carente de insumos. Llegó a ponerse bolsas de plástico que se usan para la recolección de basura que unió a su cuerpo con cinta adhesiva cuando tuvo que atender a una persona que agonizaba por covid-19 en el triage de urgencias en su sitio laboral en el IMSS.

“En ese instante de desesperación, pues no tenía botas para salir a atender al paciente que venía saturando niveles muy bajos de oxigenación. Utilicé unas bolsas, con las que se tiraba a la basura y las sujeté con cinta adhesiva, pues muchas veces con beclometasona y con salbutamol, puedes mejorar su evolución para que alcance a llegar vivo a un hospital”.

Con todos estos meses de amargas experiencias, Zamudio pide a la población que el mayor acto de amor para con su familia en esta Navidad es no reu-
nirse y mantener la promesa hacerlo el próximo año, cuando la situación de emergencia haya bajado.

“Una videollamada en zoom vale mil veces más que estarse abrazando, porque puede ser el abrazo de Judas y el inicio de la muerte de tu familiar”, dijo.

Para Edgardo y miles de médicos en México, este fin de año les depara seguir en la primera línea de batalla.

Fuente: Excélsior