La Colina


Por Leonel Aguirre Meza

 

Estimados amigos:

 

 

En esta segunda colaboración quiero agradecer la oportunidad que me da este medio para expresar mis opiniones.

 

He pedido intitular esta humilde aportación con el nombre de “La colina”, no con la idea de pretender competir con la excelente columna del Profesor Oscar Loza Ochoa que se llama “La Montaña”, la cual haciendo un gran uso de su capacidad de síntesis, combina en su redacción su sentido crítico, experiencia y fundamentación técnica. Razonando lo anterior, justifico que dicho nombre de “la colina” lo retomo de la expresión que mis hijos hacen de cualquier lomo de tierra, llámese cerro o montaña, y le dicen así, la colina y pues ni modo, sé que lo han retomado de programas para niños norteamericanos, pero me dejan gratos recuerdos de mis pasos por la infancia en la comunidad de Juan Aldama “El tigre”, en donde sus enormes cerros los identifican.

 

Volviendo a la realidad. Necesitamos entender lo que significó la reforma Constitucional en materia de Derechos Humanos de Junio de 2011. Es el primer paso trascendente, al menos en teoría, para avanzar en la construcción de un estadío de búsqueda de un mejor bienestar, dignidad y desarrollo para todos los  mexicanos.

 

Mencionó lo anterior partiendo del estado actual tan dramático para millones de mexicanos.

 

La pobreza, ignorancia, corrupción, impunidad, violencia, insensibilidad gubernamental, falta de solidaridad social y desproporcionada distribución de la riqueza, son sólo algunos de los problemas que debemos desterrar. Una gran herramienta es hacer un buen uso de dicha reforma.

 

Ello supone un cambio de actitud, tanto de la autoridad como de la sociedad entera.

 

Parece paradójico que en el papel, al  menos en el más sagrado para los juristas como lo es la constitución, se plasma este avance, y por otro lado, por parte de la autoridad, notamos un serio retroceso en el respeto a los Derechos Humanos que, bajo el pretexto de la lucha contra el crimen organizado y restablecimiento del orden social, se estén sacrificando derechos fundamentales, sobre todo de carácter procesal, conocidas como de debido proceso y así se acumulan acusaciones como detención arbitraria, incomunicación, tortura, detención indebida, negativa de acceso a la defensa, etc.

 

No creo que toda acusación sea casual, pero lo delicado es que el uso de esas herramientas, sea sistemático para investigar y procurar justicia.

 

Lo cierto es que los derechos humanos de la víctima y sobre todo, el principal, que significa el que se le haga justicia, quede eliminado por darle libertad al responsable por haberse enjuiciado irresponsablemente. Este es sólo un aspecto de lo que es nuestro sistema de justicia mexicano.

 

Hasta pronto….