Su nombre es Virginia Garay, radica en la ciudad de Tepic, Nayarit y desde el pasado 6 de febrero busca con desesperación a su hijo Bryan Eduardo Arias Garay de 19 años, desaparecido cuando salió a trabajar, a menos de 3 cuadras de su domicilio, en la capital nayarita.
Y es que la última vez que lo vieron fue el pasado 6 de febrero, cuando Bryan salió de su vivienda hacia su lugar de trabajo, un puesto de hamburguesas ubicado a tres cuadras del domicilio -a veces lo mandaban a otros dos puestos, ninguno de ellos a más de cinco cuadras de distancia-, en ninguno de ellos les dieron noticias sobre el joven.
En entrevista para el medio digital SinEmbargo, la señora Virginia relató que su hijo «se dedicaba prácticamente a trabajar», tal como hizo el día que desapareció: «se levantó tarde, se arregló y partió cerca de las 2 de la tarde rumbo al trabajo», desde entonces nada se sabe de él.
Luego de ir a buscarlo a sus lugares de trabajo, finalmente la mujer denunció la desaparición de su hijo el 11 de febrero ante la Fiscalía General del Estado y con tristeza reconoce que desde la primera vez sintió el desinterés de las autoridades estatales.
Virginia relata que se encontró con burocracia, desinterés e insensibilidad por parte de las autoridades para quienes, desesperados, buscan a algún familiar desaparecido, quienes buscan que se agoten todos los medios de investigación en los primeros momentos de la desaparición, pues son horas y días que consideran vitales.
Y es que desde que tomaron su declaración, Virginio comenzó a sentirse poco confiada en las autoridades; relata cómo modificaron muchos de sus dichos a la hora de transcribirlos en el papel y que los responsables de ese procesos incluso estaban platicando entre ellos, generando malestar y desasosiego en la desesperada mujer.
Otra situación que acrecentó su desconfianza fue que le pidieron esperar a un comandante, primero por tres horas, luego hasta el día siguiente, hasta que por fin logró entrevistarse con él, en la Fiscalía de Desaparecidos, y éste le confirmó que su hijo no estaba detenido.
Además, cuando fue a llevar fotografías de su hijo, las autoridades anotaron todos los datos pero no conservaron las gráficas con el rostro del joven y por si fuera poco, se negaron a entregar copia del expediente del caso a Virginia, sólo le anotaron el número en un trozo de papel, además de pedirles que se comunicaran con el comandante y que las autoridades serían quienes la contactaran a ella.
«Me dijeron que ellos me iban hablar pero nunca te llaman, no hay avances», declaró Virginia a SinEmbargo.
Fue entonces cuando la mujer conoció al colectivo de personas desaparecidas Por Nuestros Corazones, integrado por cerca de 60 familias que tienen a un ser querido desaparecido, en tanto que se estima que en Nayarit hay al menos 460 individuos desaparecidos.
En reunión de los integrantes de este colectivo con las autoridades de la Fiscalía, la señora Virginia se enteró de otras acciones que podía realizar para seguir con la búsqueda de su hijo, tales como solicitar la sábana de registros telefónicos del celular de Bryan.
Según reporta SinEmbargo, Virginia desconocía el tema y que se podía obtener un registro o historial de la última comunicación de su hijo.
Cuando Virginia preguntó porque no habían realizado esas acciones en su caso, le pidieron dirigirse con un comandante y éste a su vez le dijo que tenía que solicitar esas acciones ante un funcionario.
Al acudir con un funcionario, el malestar de Virginia se derivó a que éste ni siquiera le permitió ingresar a su oficina, sino que afuera de ella, frente a otras personas, comenzó a preguntarle sobre el caso, sin tener la atención de hacerlo en privado.
«Le volví a preguntar: «¿cómo le hago para que me saquen las sábanas de mi hijo?», él me contestó que para eso no había presunto ahorita. Yo le pregunté que hasta cuándo y respondió que tal vez este mes, en marzo, que él me avisaba, que le diera unos días hablar con el jefe», detalló la mujer a SinEmbargo.
Con pesar, Virginia también manifestó que ha sido sumamente complicado comunicarse con las autoridades, pues aun cuando solicitan que llamen a los comandantes, éstos nunca les responden el teléfono a las desesperadas familias, llegando incluso a apagar sus teléfonos; por lo que reconoció ha enfrentado un calvario para lograr que las instituciones hagan su trabajo y finalmente den con el paradero de Bryan.
«Aunado a la angustia por la desaparición de un familiar, las personas tienen que lidiar con la impotencia que les causa sentirse abandonadas por las autoridades», finaliza el artículo.