Agresiones contra el Ejército, una táctica del crimen organizado: expertos


Las confrontaciones entre pobladores de estados como Michoacán, Querétaro o Guerrero y elementos castrenses han sido cada vez más recurrentes en los últimos meses.

Las agresiones de las que han sido víctimas los elementos del Ejército mexicano podrían tener relación con la alta penetración que tiene la delincuencia organizada en diversas poblaciones del país, aunado a que dichas acciones son una amenaza para los altos niveles de legitimidad de los que goza la institución, opinaron generales en retiro de la milicia mexicana.

Las confrontaciones entre pobladores de estados como Michoacán, Querétaro o Guerrero y elementos castrenses han sido cada vez más recurrentes en los últimos meses.

Bajo este contexto, hace una semana, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) se pronunció sobre el tema mediante un comunicado y lanzó una alerta.

“La Secretaría de la Defensa Nacional hace del conocimiento de la sociedad, que ante la ocurrencia de un delito y en los casos en los que el personal militar o de la Guardia Nacional acudan con el objeto de garantizar la seguridad y paz en el país, y sean objeto de una agresión se actuará en su defensa legítima conforme a los principios del Uso de la Fuerza y su gradualidad, para proteger la vida e integridad física de los miembros de las Fuerzas Armadas, con estricto apego al orden jurídico vigente y a los Derechos Humanos”, indicó.

El pronunciamiento del Ejército se realizó con motivo de agresiones de las que fueron objeto soldados el pasado 7 de septiembre al kilómetro 218, de la comunidad de la Llave, en el municipio de San Juan del Río, en Querétaro, en donde unos 50 pobladores saqueaban un carro de tren.

Según informó la institución castrense, alrededor de las 11 de la noche del 7 de septiembre se recibió una llamada de emergencia sobre el saqueo del tren, al acudir los soldados fueron agredidos por los pobladores con el lanzamiento de piedras, además de que se escucharon detonaciones de armas de fuego.

Derivado de ello un comandante emitió disparos contra el suelo derivado de lo cual las personas se dispersaron.

Para el general de brigada en retiro y diputado del PRI, Benito Medina Herrera, las agresiones de los pobladores hacia los militares pueden estar vinculadas con órdenes directas del crimen organizado.

Es posible “que tengan amedrentados o atemorizadas a ciertas poblaciones y precisamente aprovechándose de eso, cuando ven que están amenazados sus intereses, esta delincuencia emplea a mujeres y niños, principalmente, para enfrentar a las fuerzas armadas sabiendo que las fuerzas armadas nunca y, por ningún motivo, van a agredir a estas personas, entonces se aprovechan de esas circunstancias para poder enfrentarse con las fuerzas armadas y no vean vulnerados sus bienes ilícitos”, dijo.

En entrevista, el general opinó también que puede suscitarse otro contexto que es que personas vinculadas directamente con el crimen sean quienes impulsen en las poblaciones las agresiones contra el Ejército.

“Yo creo que en otros lugares existen familiares dentro de estas comunidad que están involucrados en la delincuencia organizada o la delincuencia en general y precisamente salen a defender en un momento dado; esos lazos familiares hacen que estos grupos de población actúen de esta manera”, apuntó.

Por su parte, José Francisco Gallardo, profesor de la UNAM y general de brigada en retiro mencionó que los elementos del Ejército carecen de capacitación para poder controlar los conatos de violencia con pobladores.

“Lo que vemos es que no hay capacidad del Estado para que las instituciones militares desempeñen las funciones de seguridad pública, es decir, de los cuarteles los sacaron directamente, con otro nombre que es la Guardia Nacional, a desempeñar funciones de policía donde vemos que nunca se les dio una capacitación”, comentó.

Francisco Gallardo añadió que es “denigrante” que el Ejército sea vapuleado por pobladores como se ha observado recientemente.

“Aquí nuevamente llegamos al asunto de la falta de capacitación porque toda autoridad, incluso la ley militar previene que en un momento dado, si una orden no es cumplida como lo estamos viendo en el tema de la seguridad, los militares pueden hacer hasta uso de las armas, entonces aquí vemos una incongruencia digamos de carácter legal”, acotó en entrevista.

La función de perseguir delincuentes

Durante el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, en diciembre del 2016, el entonces titular de la Sedena, el general Salvador Cienfuegos lanzó una fuerte crítica sobre las tareas de seguridad que desempeña el Ejército mexicano desde el 2006 cuando Felipe Calderón declaró la guerra contra el narcotráfico.

“Nosotros no pedimos estar aquí, no nos sentimos a gusto, no estudiamos para perseguir delincuentes, nuestra función es otra y se está desnaturalizando”, arguyó el secretario de Estado en aquel entonces.

Los generales de brigada en retiro coincidieron en que el sentimiento por parte de los elementos del Ejército expresado por Cienfuegos se mantiene vivo aunque, puntualizaron, el Ejército siempre será fiel a las órdenes giradas por el comandante supremo: el presidente.

“Ese sentimiento puede ser que lo tenga en particular todo el personal militar, lógicamente nosotros hemos sido y siempre vamos a ser leales a nuestro comandante supremo en un momento dado y así ha sido durante toda la historia de México, las fuerzas armadas siempre han sido leales (…) entonces en este caso puede ser que sí, estemos nosotros, no descontentos, pero diciendo que estamos en un ambiente que está muy complicado para nosotros pero tenemos que hacerlo por lealtad y porque esa es la formación que nos dieron, entonces eso nosotros también sabemos alejarlo porque tenemos disciplina”, expuso.

A su vez, el general Gallardo indicó que existe un gran descontento por parte de los elementos del ejército que se desempeñan en las tareas de seguridad.

“Yo lo que veo es que hay una inconformidad sobre lo que está pasando y por la situación y la misión que el poder público le dio al Ejército y eso se ve reflejado en casi más de 1,000 deserciones que ha habido desde el día primero de diciembre del año pasado a la fecha, ósea ahí se ve la actitud porqué porque en el Ejército no está permitido protestar pero sí se ven las actitudes de los militares que están inconformes: en el mismo sentido que la policía dijo yo no quiero ser militar, los militares dicen: yo no estoy para ser policía”.

Fuente: El Economista