Para casi 550 mil personas en México, librarse del SARS-CoV-2 no significa estar sano.
Desde los que se recuperaron tras pasar por terapia intensiva hasta los asintomáticos, presentan secuelas que pueden ser discapacitantes y durar años, alertan especialistas médicos consultados por Excélsior. Los daños son al sistema respiratorio, pero también al corazón, hígado, riñones y cerebro, detallan.
Quitaría la palabra ‘recuperados’ de mi diccionario porque cómo puede estarlo un paciente que no puede trabajar porque está muy cansando, que sube escaleras y siente que se le sale el corazón, que subió al Everest”, dijo Jesús Antonio González-Hermosillo, coordinador de la Clínica Post-Covid del Instituto Nacional de Cardiología.
Para Juan Luis Mosqueda Gómez, director del Hospital Regional de Alta Especialidad del Bajío, además de los pulmones, el SARS-CoV-2 deteriora funciones cardiacas, renales y neurológicas.
Los expertos calculan que siete de cada diez recuperados padecen insomnio, dolor de cabeza, caída del cabello, debilidad, fatiga, disnea, problemas de concentración o memoria. También hipertensión arterial pulmonar y, quizá, una inflamación persistente en el músculo cardiaco que podría derivar en muerte repentina.
Señalan que la adecuada atención a estos pacientes es otro reto para el sistema de salud, pues de eso depende que retomen sus actividades.
Que recuperado no sea sinónimo de sano, (mejor de que) la enfermedad quedó atrás y empieza el camino para obtener funcionalidad y vivir lo más pleno posible”, agregó María Isabel Jaime, jefa de Terapias de Rehabilitación de la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación Siglo XXI del IMSS.
COVID LOS MARCÓ; SANOS YA NO ESTÁN
Más de medio millón de mexicanos están “recuperados” de covid, según la Secretaría de Salud federal. Sin embargo, los sobrevivientes que salieron de una terapia intensiva después de una intubación bajaron más de 10 kilos de peso, permanecieron más de dos meses hospitalizados e incluso aquellos que ni siquiera requirieron estar en un hospital pues sus síntomas fueron leves y hasta los asintomáticos presentan secuelas que pueden ser discapacitantes. Es decir, realmente, no están sanos.
Yo quitaría la palabra recuperados de mi diccionario porque ¿cómo puede estar recuperado un paciente que no puede trabajar porque está muy cansando, que sube un piso de escaleras y siente que se ahoga, que se le sale el corazón y siente que subió al Everest?”, se preguntó Jesús Antonio González Hermosillo, coordinador de la Clínica Post-Covid del Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez.
Afectaciones en el sistema respiratorio, pero también en órganos como corazón, hígado, riñones y el cerebro son parte de las consecuencias para los pacientes que enfermaron de covid, aunque en sus pruebas de PCR ya no den positivo.
Fuera del pulmón estamos viendo deterioro de la función cardíaca, de la función renal. Algunos efectos neurológicos, desde debilidad hasta parálisis de algunos nervios; todas estas secuelas que pueden durar semanas o incluso meses. Hay cosas que ya no se van a recuperar efectivamente, puede haber secuelas que condicionen una discapacidad a largo plazo”, reconoció Juan Luis Mosqueda Gómez, director general del Hospital Regional de Alta Especialidad del Bajío.
Sí, es una enfermedad que puede ser discapacitante; eso no quiere decir que sea el panorama que esperamos vivir. Que recuperado no sea sinónimo de ser sano, que recuperado sea sinónimo de que la enfermedad ha quedado atrás y empieza el camino para obtener la funcionalidad que podamos, para vivir nuestra vida lo más plena posible”, agregó María Isabel Jaime Esquivias, jefa de Terapias de Rehabilitación de la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación Siglo XXI del IMSS
Hasta ayer, la cifra de recuperados por covid en el país ascendía a 545 mil 530. “Una buena noticia”, dice con frecuencia el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell.
En contraste, expertos consultados por Excélsior son cautos al señalar que la atención de estos pacientes será otro reto más para el sistema de salud.
Decir que están recuperados es un poco más aventurado de lo que quisiéramos. Ya no tienen el virus, no transmiten, pero viene toda esta cadena de complicaciones que pueden permanecer por semanas, meses y muy probablemente algunas por años”, insistió Mosqueda.
En la institución que dirige, de 169 pacientes “curados” de covid, todos tienen por lo menos una secuela tras la hospitalización.
Prácticamente la totalidad continúan con oxígeno en sus domicilios, eso quiere decir que la recuperación de sus pulmones no fue completa de inmediato, pero, adicionalmente, haber estado en una área de terapia intensiva condiciona también dificultades para recuperar el lenguaje y la movilidad”, destacó.
Si bien no existe información estadística sobre cuántos de los pacientes recuperados presentan secuelas, especialistas consultados por este diario estiman que al menos siete de cada diez las padecen. Pueden ir desde insomnio, dolor de cabeza, caída del cabello, debilidad muscular, ansiedad, depresión, fatiga crónica, dificultad para respirar, problemas de concentración o memoria reciente hasta enfermedades tromboembólicas, hipertensión arterial pulmonar y quizá, porque aún se estudia, una inflamación persistente en el músculo cardiaco que podría derivar en una muerte cardiaca repentina.
NECESITAMOS CLÍNICAS POSTCOVID
Datos del IMSS refieren que ocho de cada diez pacientes que estuvieron en Unidades de Cuidados Intensivos o gravemente enfermos con SARS-CoV-2 podrían presentar polineuropatía del paciente crítico, que prolonga el retiro de la ventilación mecánica y perpetua la debilidad muscular.
De acuerdo con Sergio Zúñiga, médico docente de la Universidad del Valle de México, 53.1% de los pacientes “recuperados” sufre fatiga; 43.4%, dificultad para respirar; 27%, dolor articular y 21.7% sufre dolor torácico. Además de tos, escurrimiento nasal, conjuntivitis, disminución del apetito, vértigo o mareo y diarrea.
Un paciente que ya se recuperó de covid, que ya le dimos el alta, apenas pareciera que va a empezar su proceso de recuperación de estas secuelas que están altamente presentes. Hay que seguir atendiéndolos y apoyándolos; aunque pareciera que ya pasó la parte más difícil, hay que seguir de la mano con ese paciente”, expuso Zúñiga.
En este contexto, los especialistas coinciden en que se requieren clínicas o unidades de atención post-covid para atender al más de medio millón de mexicanos que han librado el nuevo coronavirus, pero que todavía enfrentan sus complicaciones, pues de ello depende que vuelvan a reincorporarse a sus actividades de vida básicas.
Así como tenemos hospitales covid, vamos a requerir tener hospitales o clínicas post-covid donde den rehabilitación pulmonar, neuromuscular y atención de la salud mental. Tendríamos que hacer lo que llamamos un manejo multidisciplinario que involucre diversos especialistas y generar foros de atención. Ya es un planteamiento de la comisión que coordina a los Institutos Nacionales de Salud y a los Hospitales de Alta Especialidad”, refirió Mosqueda Gómez, quien adelantó que en el Hospital Regional del Bajío se está desarrollando un espacio de seguimiento a estos pacientes.
Al respecto, María Isabel Jaime Esquivias planteó que por los miles y miles de “recuperados” del nuevo coronavirus, diversas instituciones deberán ofrecer espacios de rehabilitación integral en los que se puedan atender las secuelas pulmonares, cardiacas, neurológicas y neuromuscoesqueleticas que deja la enfermedad.
Nuestra finalidad en rehabilitación es tratar de buscar esa posibilidad de que el paciente pueda reincorporarse a sus actividades de vida básicas y más allá. O sea, que logre una reintegración laboral y social plena. Se requiere mucho de que el paciente sea bien encaminado en la recuperación para regresar a la mayor funcionalidad posible que tenía previa a enfermarse”, explicó.
En el Instituto Nacional de Cardiología se tuvo el gran acierto de hacer una clínica se seguimiento post-covid porque no solamente nos preocupamos por atender el cuadro agudo. Parece ser que no termina, es malo haber sufrido covid por el hecho de que sufre uno un padecimiento que le puede privar de la vida y es terrible haber estado diez días intubado, con soporte ventilatorio. Cuando parece que acabó el problema, resulta que no, que el cuadro clínico continúa y se están enfrentando a algo más que no sabemos. Lo que sí es evidente es que muchos de estos enfermos continúan incapacitados, concluyó González-Hermosillo.
SUS HIJOS LA IMPULSAN PARA QUE ESTÉ AL 100%
A más de cuatro meses de haberse recuperado de covid-19, Dulce María López Guadarrama, consideró que no está completamente sana.
Después de haber vivido un aislamiento en casa por más de cuarenta días, junto a su esposo Mario Alberto Barrera Galván, quien inició con los síntomas, la Ingeniera Química relató que su vida ha cambiado debido a que todavía le cuesta respirar, con frecuencia siente dolor en el pecho y padece de dolores de cabeza que antes no tenía.
A pesar de que su enfermedad fue relativamente leve —con fiebre, dolor de cabeza y cuerpo—, no ha podido realizar completamente sus actividades cotidianas, debido a que sus pulmones siguen lesionados.
Yo no me siento al cien. Si salgo a la calle, cualquier airecito me molesta. Mi esposo y yo tuvimos que volver a hacernos la prueba para descartar que todavía siguiéramos contagiados y el resultado fue que ya teníamos anticuerpos, pero aun así seguimos con molestias”.
El hecho de estar dentro de casa, salir tantito, sentir el aire o incluso el sol, a los dos nos da dolor de cabeza. Incluso, yo siento dolor en los pulmones. Subo, qué te digo, cinco escalones y siento que me falta el aire y que ya no puedo respirar. Si quiero correr, es imposible porque me fatigo”, explicó.
Desde los primeros días de mayo, cuando Dulce y Mario, se contagiaron de covid-19, la familia Barrera López, empezó a enfrentar los impactos negativos más allá de la enfermedad.
Para proteger a sus tres hijos —dos niños de 10 y 8 años y una niña de 5— tuvieron que enviarlos a vivir a casa de sus abuelos paternos, por lo que estuvieron separados de sus padres por casi mes y medio.
Cuando la familia se volvió a reunir, Dulce había bajado alrededor de cinco kilos de peso y al tratar de cargar a su hija, como lo había hecho siempre, se sorprendió cuando sintió que la pequeña le pesaba.
Desde entonces se dio cuenta que no tenía, ni tiene todavía la suficiente fuerza muscular.
Ya no puedo cargar a mi niña tan fácilmente como lo hacía antes. Mario, mi esposo —quien a pesar de que se ha seguido sintiendo un poco mal ya regresó a trabajar— y mis tres pequeños son quienes me impulsan para que me ponga al cien y seguir echándole todas las ganas”.
Por eso ahora nos cuidamos mucho más. Para salir a la calle, mi esposo y yo tenemos que ponernos un chaleco o un suéter para no resentir cualquier cambio del clima y antes, pues la verdad, no teníamos necesidad de cubrirnos”, contó.
A sus 37 años, Dulce desea sentirse completamente sana, volver a sus actividades cotidianas para seguir atendiendo a sus hijos en casa, —tal y como estaba antes de contagiarse de coronavirus— pero por haber presentado síntomas leves no calificó para ser monitoreada por el IMSS, por lo que se ha atendido en la medicina privada.
Señaló que está de acuerdo en que deben establecerse unidades poscovid.
Es muy importante que se nos dé seguimiento hasta que ya no tengamos molestia. Y también para evitar mayores complicaciones en salud”, dijo.
“Perder a mi esposa y madre es como perder dos brazos”
El covid-19 mató a su esposa el 2 de junio y al día siguiente a su madre. Un día más tarde, César Salas Camacho salió del hospital con un tanque de oxígeno para poder respirar.
Desde ahí mi vida no ha sido normal, perder a un familiar es algo triste, pero perder a tu esposa y a tu madre al mismo tiempo de esta manera, por esta enfermedad es horroroso”, dijo.
Luego de cuatro meses de salir del hospital “recuperado” de covid-19, César está convencido de que su secuela más importante es la mental.
En mi salud no estoy al cien por ciento para realizar mis actividades normales, siento debilidad y de momento esa falta de respiración por unos segundos, pero lo realmente irreparable y que va a tardar en sanar en mí, es esa carga de haber perdido por esta terrible enfermedad a dos de mis seres queridos, eso es mucho dolor y te deja una marca de por vida”, expresó
César, de 40 años de edad, fue hospitalizado el 21 de mayo junto con su mamá. Su esposa había sido internada el 19 de mayo. Los tres contagiados se contagiaron del virus SARS-CoV-2, pero César fue el único que sobrevivió.
Estuve 14 días internado grave en el hospital, pero pude vencer a la enfermedad, mi esposa y mi madre perdieron la batalla y ya no salieron conmigo. Después de eso yo tuve que estar todavía en tratamiento en casa 15 días más con oxígeno, luego me hicieron en total 3 pruebas de covid diferidas en tres periodos quincenales junto con mis 2 hijos, Jan de 15 años y Froylan de 11; en las 2 primeras pruebas mi hijo el menor, al igual que yo, dimos positivo.Fue hasta la tercera vez, después de un mes y medio, que dimos negativo”, contó.
César ya no es portador del nuevo coronavirus, pero no se siente recuperado ni física ni mentalmente.
Esta enfermedad nos deja secuelas. En mi salud física, específicamente en mi caso, en mis pulmones y en mi cuerpo, que no es el mismo que antes, ya que al día de hoy al realizar mis actividades normales en casa siento que no tengo la misma fuerza que en el pasado. Si llego a hacer ejercicio he llegado a sentir una ligera recaída y dolor del lado derecho del pulmón”, relató.
El sobreviviente de covid-19 no lleva ninguna rehabilitación supervisada y a veces se automedica para controlar sus síntomas de cansancio.
El proceso de recuperación es muy lento y con el riesgo mismo a la vez de poder tener alguna recaída por la debilidad que se presenta aún en la parte pulmonar. Sí sería bueno tener una revisión después del proceso que pasa uno, un estudio, una placa para saber cómo estás, siento que quizá sí va a llegar el momento en que me recupere en mi salud física por completo”.
Pero de la pérdida de mi esposa y mi mamá no sé si me podré recuperar, porque eran mis dos brazos para sostenerme, si no estaba una, estaba la otra, y ahora que las perdí a las dos, es como si hubiera perdido mis dos brazos” concluyó.
Fuente: Excélsior