María de Jesús vecina de Culiacán, tiene cinco años luchando contra el cáncer.
Culiacán, Sinaloa.- Para María de Jesús recibir la noticia de que su estado de salud era grave, no fue lo peor de su vida, el golpe más fuerte lo recibió de quienes esperaba el mayor apoyo y fortaleza, pero, recibió todo lo contrario.
A inicios del año 2017, a María de Jesús se le diagnosticó Cáncer Cérvico Uterino en estado avanzado, al acudir a su médico, él le informó que el cáncer ya había invadido su cuerpo… ya tenía metástasis… En la consulta, ella preguntó ¿cree que la libre?, él, sin pensarlo, respondió “la veo muy difícil”.
María se llenó de lágrimas, visualizó su vida en unos instantes y, pensó que ya no iba a poder cumplir sus metas, sin embargo, eso no la desmotivó, sino todo lo contrario, la impulsó a luchar esta batalla y a mostrar la mejor actitud, y simplemente respondió “yo voy a tocar esa campana, yo sé que voy a salir de esta”.
María tuvo sus primeras quimio terapias, radiaciones y diario le realizaban análisis de rutina… el terror se apoderaba de ella y con ello se desvanecían las ganas de seguir luchando, se avecinaban los primeros síntomas, mareos y escalofríos, pero lo que más la marcó fue perder poco a poco sus pestañas y su cabello, su “hermoso cabello, largo negro y muy cuidadito”, así lo describe ella… cuando se le comienza a caer decide ir con su amiga para rapárselo, porque el “cáncer no se lo iba a quitar”, María narra que ese ha sido uno de los peores momentos al enfrentar esta batalla.
Ella imaginaba muchas cosas, creía que no podía sentirse peor, sin embargo, lo que nunca se imaginó fue que su esposo, aquella persona que juró ante el altar que la iba a acompañar en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, la iba a abandonar tras enterarse de su enfermedad, no le importó su condición y hasta la fecha no ha sabido nada de él, pero, con el paso del tiempo ella entendió que no debía llorar más por él, ¿por qué llorar por alguien que no la apoyó cuando más lo necesitaba?, así que un día pensó “primero mi salud, primero soy yo y otra vez yo.”
Al paso de los meses, el médico le informa a María de Jesús que deben operarla del colón, ya que el cáncer era muy agresivo y la estaba invadiendo por completo; tras despertar de la cirugía, María recibe otra mala noticia, “lo siento mucho María –le dijo su médico – no pudimos hacer nada”, si la operaban podría morir desangrada, tras esta noticia María se sintió devastada, pero su actitud nunca cambió, muy positiva pensó “sólo queda luchar esta batalla con las quimio terapias y con la ayuda de Dios”…
Actualmente recibe quimios cada siete días y cada seis le hacen análisis de sangre, María de Jesús describe que sus venas ya no podían más y sus manos las sentía quemadas, pues llevaba ya cinco años de quimios, por lo que, se tomó la decisión de ponerle un catéter para recibir los tratamientos indicados por su médico.
Luego de cinco años de lucha, María sigue dando la batalla, para muchos, ella debería haber muerto hace tiempo, pero es más su voluntad por seguir viviendo a pesar de los tropiezos emocionales, de no contar con el apoyo de su pareja y el distanciamiento de sus hijos; por ello, dice que en el Instituto de Cancerología ha encontrado una nueva familia, una segunda casa donde ha encontrado el apoyo no solo de la medicina, sino el respaldo emocional necesario para seguir adelante con el tratamiento.
Los médicos la consideran una mujer valiente y luchadora y le han llamado “ángel en la tierra” porque, además de llevar su propio tratamiento y el peso que esto representa, se ha dado a la tarea de apoyar y estimular a otras mujeres que sufren el mismo padecimiento brindando, incluso, su casa para quienes no tienen un espacio dónde pasar noches de angustiosa espera de resultados de laboratorio o bien alimento a quienes no tienen suficiente recurso económico.
Hoy, a cinco años de lucha, María de Jesús solo tiene un objetivo: tocar esa campana que significa “¡Cáncer te vencí! ¡Soy más fuerte que tú!”.