La sentencia que puso a Joaquín “El Chapo” Guzmán tras las rejas de por vida en una cárcel de Estados Unidos, consolida como los nuevos “señores del narco” en México a Nemesio “El Mencho” Oseguera Cervantes y a Ismael “El Mayo” Zambada.
Uno es la imagen del nuevo narco mexicano que encontró en los ataques narcoterroristas, y videos con asesinatos la manera de anunciar su presencia. Mientras que el otro es, según analistas, es el sobreviviente de un viejo estilo de la mafia que tenía códigos.
México (Infobae).- La disputa entre cárteles por el control del territorio parece imparable. Este fin de semana, se dio a conocer un video a través de redes sociales, en el que el Cártel de Sinaloa (CDS)lanza una amenaza, al parecer, dirigida al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
En la grabación de 22 segundos de duración, se observa a varios hombres fuertemente armados y diversas camionetas estacionadas en alguna zona de lo que parece ser alguna parte de la sierra y está acompañado por un fragmento del narcocorrido “Seguimos laborando” del Grupo TR3S60, en el que se describe el arsenal con el que cuenta el grupo delictivo para enfrentar a sus enemigos.
“Traemos tostón, RPG tumba avión, granadas de fragmentación, parque ilimitado, balas expansivas, ya saben, M60 una Glock, cuerno con tubo, rifle de huevos, parque ilimitado Balas expansivas, ya saben”.
Trascendió que el video fue dirigido a los integrantes del CJNG, pues su líder Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho” ha tratado de apoderarse de sus plazas, por lo que el clip sería una advertencia.
El Cártel de Zambada, opera principalmente en Sinaloa, aunque sus operaciones se encuentran en más de la mitad de los estados en México y en casi toda la frontera con Estados Unidos.
Compiten con el Cártel Jalisco Nueva Generación en el trasiego de droga a nivel nacional e internacional.
La sentencia que puso a Joaquín “El Chapo” Guzmán tras las rejas de por vida en una cárcel de Estados Unidos, consolida como los nuevos “señores del narco” en México a Nemesio “El Mencho” Oseguera Cervantes y a Ismael “El Mayo” Zambada.
El primero es la cabeza más visible del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el segundo, una vez que Guzmán Loera pasará el resto de sus días en una prisión de Estados Unidos, se afianza al frente del Cártel de Sinaloa.
Uno es la imagen del nuevo narco mexicano que encontró en los ataques narcoterroristas, los videos en redes sociales, las decapitaciones y los desmembramientos de cuerpos, la manera de anunciar su presencia.
Mientras que el otro es, según analistas, es el sobreviviente de un viejo estilo de la mafia que tenía códigos. Ahora, los dos pelean por consolidar a sus organizaciones criminales en la reorganización de plazas, grupos y células.
OCULTO A PLENA VISTA
“El Mencho” siempre se distinguió por su discreción, prefería que lo conocieran por sus hazañas en la sombras que por sus desafíos púbicos hacia la autoridad que otros narcos presumieron durante años.
Y es que en tiempos de las redes sociales, los satélites, las máquinas de reconocimiento facial y los GPS, parecía ser un fantasma al que todo mundo perseguía, pero nadie había visto ni había podido rastrear porque ni por error toca un celular.
Scott Stewart, analista de la consultoría en temas de seguridad Stratfor, lo describe así: “‘El Mencho’ ha mostrado un salvajismo que es extremo incluso para los estándares del narco. Para ‘El Chapo’, sin duda brutal, el asesinato era una parte necesaria de los negocios”.
“Para El Mencho se parece más al sadismo como espectáculo público. Ha habido asesinatos masivos, como los 35 cuerpos atados y torturados arrojados en las calles de Veracruz durante la hora punta de la tarde de 2011. Dos años más tarde, los integrantes del CJNG violaron, mataron y prendieron fuego a una niña de 10 años a quien ellos (equivocadamente) creyeron hija de un rival. En 2015, los asesinos de CJNG ejecutaron a un hombre y a su hijo en una escuela primaria detonando palos de dinamita pegados en sus cuerpos, riéndose mientras filmaban la espantosa escena con sus teléfonos”.
Un ex agente de la DEA lo definió en la revista Rolling Stone como “sociópata” que no teme usar la crueldad en contra de sus enemigos. Como sucedió en Puerto Vallarta, cuando en septiembre de 2016 secuestró a dos de los hijos de “El Chapo” Guzmán, quienes cenaban en un restaurante, pero en un territorio dominado por el grupo del “Mencho”: Puerto Vallarta.
Por su fama de amante de las peleas de gallos en su tierra natal, Michoacán, Nemesio Oseguera es conocido como “El Gallero” o “El Señor de los Gallos”, y hasta corridos tiene.
“Oseguera Cervantes ha convertido rápidamente al CJNG de una organización regional de tráfico de drogas en una potencia internacional organizada, involucrada con la producción y distribucircóticos en todo el mundo. Se sabe que CJNG produce cantidades de metanfetaminas y heroína de varios cientos de kilogramos, y trafica en cantidades de cocaína de varias toneladas”, señala el Departamento de Estado de EEUU.
Pero para la inteligencia mexicana, su grupo “abandonó el mercado de drogas en Estados Unidos y reorientó sus exportaciones de cocaína y metanfetamina al Lejano Oriente, África y Europa”.
En agosto de 2012, a pesar de algunos informes que señalaban que había sido capturado. Evadió una operación llevada a cabo por fuerzas de seguridad mexicanas contra el CJNG en Guadalajara. Con el fin de impedir la labor de la policía y darles a sus miembros tiempo de huir, el cartel formó decenas de barricadas, incendiando vehículos en las carreteras principales de toda la ciudad, señala en una de sus publicaciones la organización Insight Crime, con sede en Washington y que realiza investigaciones sobre el crimen en la región.
La seguridad del capo siempre ha estado a cargo de ex militares y marinos, policías municipales, estatales, federales y ex guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y del ELN (Ejército de Liberación Nacional).
Gracias a indiscreciones de los policías municipales a su servicio en Jalisco, se sabe que ante la falta de fotografías recientes de su rostro, Oseguera se daba el lujo de pasar desapercibido, viajar en transporte público e incluso acudir a restaurantes de cortes argentinos.
“Le gusta mucho la carne. Los restaurantes argentinos o de cortes finos de Sonora es el tipo de comida que le gusta. Entre los mismos policías avisan si el lugar al que quiere ir está limpio (sin ninguna autoridad presente) o si no hay algún operativo militar cerca”, dijo a Infobae México Alfonso Partido, un analista de Guadalajara que en los últimos años se ha dedicado a estudiar a los cárteles locales.
La seguridad del capo siempre ha estado a cargo de ex militares y marinos, policías municipales, estatales, federales y ex guerrilleros de las FARC y del ELN. Foto: Especial, Infobae
Su historia se asemeja a la de cientos de capos: nació en el estado de Michoacán el 17 de julio de 1966, creció en la pobreza dentro de una huerta de aguacates, algunos dicen que en el municipio de Uruapan y otros que en Aguililla, los dos con marcada presencia de los cárteles.
Abandonó la Primaria en el quinto año y a partir de entonces se ofreció para cuidar los campos de aguacate de la familia Valencia, cuyos 18 hermanos se convertirían años adelante en sus cuñados y en Los Cuinis, el brazo financiero del CJNG.
A los 25 años, por tráfico de heroína. Fue dejado en libertad condicional, pero deportado a México, donde se desempeñó como agente de policía en Cabo Corrientes y Tomatlán, en el estado de Jalisco. Sin embargo, finalmente abandonó la policía para unirse al llamado Cártel del Milenio, un viejo aliado del de Sinaloa.
(Oseguera) creció al amparo de Ignacio “Nacho Coronel”, del cártel de Sinaloa, pero tras su muerte, en julio de 2010 durante un tiroteo en la ciudad de Zapopan, Jalisco, “El Mencho” se hizo del control importante de la mayoría de la empresa criminal.
Tras la captura del líder del Cártel del Milenio, Óscar Orlando Nava Valencia, “El Lobo”, el cártel del Milenio se dividió en dos facciones: “Los Torcidos” y “La Resistencia”, que iniciaron una batalla por el control del narcotráfico en Jalisco.
Por su fama de amante de las peleas de gallos en su tierra natal, Michoacán, Nemesio Oseguera es conocido como “El Gallero” o “El Señor de los Gallos”, y hasta corridos tiene. Foto: Especial, Infobae
“Los Torcidos” se convirtieron en lo que actualmente es el CJNG, con “El Mencho” a la cabeza y autodenominándose “los vigilantes del orden social en Jalisco”.
En poco tiempo Oseguera Cervantes aniquiló a La Resistencia, se apoderó a sangre y fuego del corredor Guadalajara-Colima, tomó control del puerto de Manzanillo, e impuso la presencia del CJNG en ocho estados (Colima, Veracruz, Michoacán, Quintana Roo, Tabasco, Nayarit, Guanajuato y el Estado de México).
Un narco respetado, incluso por “El Mencho”, pues supuestamente, por intervención suya, el jefe del CJNG decidió dejar libres a los hijos de Guzmán Loera sin hacerles daño alguno, y gracias a su presencia, se ha contenido para disputar de manera violenta la plaza de Sinaloa.
Junto con tres de los hijos de Guzmán Loera –Jesús Alfredo, Iván y Ovidio- creó un frente común para conservar la supremacía en el cártel y no dejarla a manos de Aureliano Guzmán “El Guano”.
“El Mayo” puede presumir de no haber sido capturado nunca por las autoridades. Foto: Especial, Infobae
Dentro de la estructura del cártel, el hermano mayor de los Guzmán Loera controla una parte del poblado de Badiraguato, en el estado de Sinaloa, centro de operaciones de la familia, así como la lucha contra el cártel rival de los Beltrán Leyva. Coordinaba la seguridad en la zona del Triángulo Dorado –región que concentra la mayor producción de marihuana y amapola en México-, y aseguraba que la producción de amapola y marihuana abasteciera la demanda en Estados Unidos.
En las montañas de Sinaloa se le atribuye el asesinato en abril de 2015 de su medio hermano, Ernesto Guzmán Hidalgo, quien además era el padre de la esposa de Alfredo Beltrán Leyva, “El Mochomo”, del Cártel de los Beltrán Leyva, sentenciado a cadena perpetua en Estados Unidos, lo que encrudeció la lucha entre los dos cárteles.
Aureliano Guzmán ha buscado el liderazgo del cártel y para ello ha enfrentado a rivales y disputado territorios hasta a sus sobrinos.
Para consolidarse, “El Mayo” no sólo tendría que superar sus diferencias con el otro Guzmán Loera y los chapitos. A la lista se suma Juan José Esparragoza Monzón “El Azulito”, quien en marzo de 2017 protagonizó una fuga espectacular de un penal local en Sinaloa.
Esparragoza Monzón es hijo de otro de los fundadores del cartel, Juan José Esparragoza Moreno, “El Azul”.
En teoría “El Azul” estaría también peleando por el mando de la organización, pero desde 2014 existen versiones sobre su muerte a causa de un ataque cardiaco, que nunca fueron confirmadas por ninguna autoridad ni por su familia. Según Juan Carlos Ayala “ya no está en este mundo”.
Fuente: Infobae y sin embargo