Islas Marías, ‘El infierno del Pacífico’ de donde nadie ha logrado fugarse


Sinaloa, México.- Las Islas Marías se encuentran ubicadas en el océano pacifico, en las costas del estado de Nayarit, y fueron descubiertas en 1554, por intrépidos soldados españoles, quienes las bautizaron con el nombre de las Tres Marías.

Años después en 1572 desembarcaron en la Isla María Cleofas, los conquistadores Nuño de Guzmán y Pedro Guzmán, procediendo a explotar la isla madre, Magdalena, así como el islote de san Juaníco, debo destacar que a través de la historia, las islas han tenido diversos propietarios y a finales del siglo XIX el general Porfirio Díaz, adquirió las islas para el gobierno Federal, y las convirtió en lugares de “confinamiento y relegación de presos políticos, enemigos del régimen, así como criminales de extrema peligrosidad, sentenciados a largas condenas de prisión” , estas islas de triste historial, fueron consideradas por mucho tiempo como el “infierno del pacifico” en donde eran trasladados reos de alta peligrosidad, reincidentes incorregibles quienes eran obligados a trabajar en las salinas y otras actividades de gran esfuerzo físico.

Los presos eran tratados con crueldad, constantemente torturados por cualquier pretexto hasta que perdían la vida por los malos tratos y la alimentación inadecuada y los trabajos forzados a los que eran sujetos. Por eso el solo hecho de escuchar el nombre de las “Islas Marías” y ante el temor de ser trasladados a ese lugar, los reos Vivian en una constante incertidumbre y tensión, porque sabían de antemano que al ser trasladados a esas islas, difícilmente volverían con vida ya que los celadores principales eran “cientos de tiburones” que habitaban los mares de la isla, dispuestos a actuar en cualquier momento en busca de alimento.

Recuerdo que todos los años y todavía se sigue realizando en cierta manera, la Secretaría de Gobernación autorizaba las famosas “Cuerdas de reos” que consistían en “esposar” a los reos formando una cuerda para que no se escapara en el traslado al islote.

Los presos iban esposados unos a otros y sabía que su destino era el infierno del pacifico.

Recuerdo que inesperadamente llegaban camiones del ejército en la madrugada para llevarse a los presos ya sentenciados a purgar su condena, a las islas marías y cuando la familia del reo se daba cuenta, era cuando ya estaban arriba de los camiones en los que iban a ser trasladados a Mazatlán o a Nayarit, y de ahí embarcados al islote hacia un mundo desconocido y del cual se tenía antecedentes de la forma tan cruel y despiadada en que era tratado el reo.

La isla madre que es donde se localiza el penal está situada a setenta y un millas del puerto de San Blas, Nayarit, es la más grande del archipiélago.

José Revueltas que estuvo preso por cuestiones políticas en las islas marías, describe en su libro los “muros de agua”, las características y la forma de vida en ese tiempo en las Islas Marías donde eran enviados sujetos de alta peligrosidad, en esa prisión los muros son de agua en un mar infestado de tiburones, que como ya dije operan como implacables guardianes se han convertido en leyenda y ahí estuvieron presos la madre conchita, religiosa involucrada en la muerte del General Álvaro Obregón, José Revueltas y miles de sentenciados por delitos del orden federal.

Los “muros de agua” fueron publicados a principio de los años cuarenta donde narra la vida de sufrimiento y martirio en el islote.

A través de la historia ha habido varios intentos de fuga de presos, todas ellas fracasadas casi todas de manera trágica para los que se arriesgaban a cruzar el océano, fácilmente eran localizados y acribillados, preferían la muerte a seguir soportando crueles castigos corporales ante la menor falta, acondicionaban canoas o balsas cuando era una verdadera “isla del diablo”.

Cuentan que una ocasión se trasladaron cincuenta mujeres, de la capital del país , que estaban purgando una pena de prisión a las Islas, todas ellas Gordas, tatuadas, y de mal aspecto, sin embargo para el preso que en la isla estaba completamente en ese tiempo ajeno a cualquier visita conyugal, no había mujeres en la isla lo cual fomentaba hasta cierto punto el homosexualismo activo y pasivo, dicen que al llegar esas mujeres al islote ocasionaron riñas, pleitos a navajazos, disputándose las caricias de esas damiselas que carecían de belleza física pero con mente criminal, ahí se cumplía el viejo dicho que “en tierra de ciegos” “el tuerto es rey”.

Por muchos años, las islas fueron el centro de confinamiento, relegación y ejecuciones de sentencia más temida ya que el solo hecho de escuchar sus nombres, hacía temblar al reo, y algunos abogados sin escrúpulos hacían correr la voz en los penales de que se iba a realizar una cuerda de reos a las Islas Marías, eso levantaba miedo e incertidumbre en el reo que pronto buscaba la forma de un amparo en contra de esos actos y en ocasiones no eran ciertos y cuando realmente eran ciertos pues no había tal suspensión y a escondidas el preso era trasladado al islote ante gritos y llantos de amigos y familiares , desde hace algunos años la isla se ha convertido en una colonia penal modelo donde el preso puede andar libremente, aprender un oficio, trabajar, llevarse a su familia si la tenía, pero eso poco a poco ha ido cambiando ante las políticas penitenciarias que el gobierno federal emplea y casi siempre son inadecuadas ya que hemos avanzado en la construcción de grandes muros y rejas, y siguen construyéndose CEFERESOS en puntos estratégicos de la república mexicana cuyo concepto de reinserción social nomas aparece en la constitución pero en la práctica tanto las islas marías como los demás CEFERESOS y cárceles de los estados siguen padeciendo las mismas sociopatologias de hace siglos observando una evidente incongruencia entre lo que explica el precepto constitucional y los reglamentos penitenciarios con la práctica real y objetiva.

Tomado de la página: Federación Internacional de Criminología y Criminalistica

Escrito por: Jesús López Leyva.