No cabe duda de que la imagen materna en México es sumamente importante, tanto que las madres de los capos son respetadas por los mismos criminales; al menos así pasaba hace al menos 20 años, refieren los especialistas en el tema.
Una regla de oro entre los integrantes del crimen organizado es no dañar a sus madres; un claro ejemplo de esta situación es la que vivió la progenitora de Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, exlíder del Cártel de Sinaloa.
En 2016, un grupo de 150 hombres armados irrumpió en la comunidad de la Tuna, municipio de Badiraguato y saqueó la casa de la madre de El Chapo; sin embargo, ella resultó ilesa, ya que dejaron que se fuera en una avioneta.
No obstante, otras personas no corrieron con la misma suerte, pues al menos tres murieron en este hecho.
Se desconoce si la madre de El Chapo apoyó a su hijo en el crimen organizado, pero la mujer no ha enfrentado ningún proceso llegar relacionado con el trasiego de droga.
Incluso, luego de que su hijo fuera encontrado culpable en el juicio al que se enfrentó en Estados Unidos, envió una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador, con el fin de pedir apoyo para que ella y dos de sus hijas puedan visitar al capo.
Asimismo, los capos están dispuestos a todo por sus madres, como el caso de María Félix Almonte, madre de Raybel Jacobo de Almonte, alias El Tequilero, líder de un grupo de la delincuencia organizada que operaba en Guerrero.
El Tequilero hizo lo impensable cuando después de secuestrar a un empresario de la comunidad de San Miguel Totolapan, los pobladores retuvieron a su madre y grabaron un video en el cual ella pidió a su hijo que liberara a su víctima.
El capo no tuvo más opción que ceder y poco después intercambiaron rehenes, pero la señora Félix Almonte declaró que no podía pedirle a su hijo que se entregara a las autoridades ni que dejara las armas.
Fuentes: Infobae y La Neta Noticias