Los hijos de Gladis Giovana y Mario Alberto «N», presuntos feminicidas de Fátima, de siete años, mostraron signos de abandono, perturbación y tocamientos de parte de su padre, informó El Universal.
El pasado viernes los dos imputados fueron ingresados a centros penitenciarios de la capital como medida de prisión preventiva; hoy fueron vinculados a proceso
De acuerdo con los exámenes practicados por la Fiscalía General de Justicia (FGJ) capitalina a los menores, Mario Alberto los obligaba a ver y a hacer cosas en contra de su voluntad.
En tanto, los presuntos feminicidas solicitaron a las autoridades del Sistema Penitenciario capitalino vigilancia especial, ya que han recibido amenazas asegurándoles que «tarde o temprano» les harán lo mismo que ellos le hicieron a la niña.
Una fuente consultada por el diario señaló que Mario Alberto recibió una agresión de parte del resto de la comunidad penitenciaria, «la noticia llegó hasta aquí y los internos están muy molestos, dicen que eso no se hace».
«Están en un área restringida, pero no van a estar así por mucho tiempo y ahí es donde van a empezar los problemas, porque no van a tener la vigilancia que tienen ahora», comentó una fuente que pidió el anonimato.
Giovana y Mario permanecerán en prisión mientras concluye el plazo, ordenado por un juez del Tribunal Superior de Justicia, de cuatro meses para el cierre de la investigación complementaria, tras la imputación de los delitos de secuestro agravado y feminicidio.
Antes de entregarlos al cuidado de su abuela les fueron practicados exámenes a los hijos de la pareja feminicida de Fátima -2 niñas y un niño-, estos mostraron signos de abandono, así como perturbación y tocamientos; aparentemente, Mario Alberto los obligaba a ver y hacer cosas en contra de su voluntad.
Cabe recordar que, Gladis Giovana confesó a Irma Reyes, tía de su esposo, que Mario Alberto quería a una niña como novia y le pidió un “regalito” (Fátima), a cambio de no abusar de sus hijas, pero las pruebas realizadas indican que ya habían sufrido abusos por parte de su padre.
Fuente: La Silla Rota