Jorge Mario Bergoglio recibió el Palio y el anillo del Pescador, signos del líder máximo de la Iglesia católica; ofició la misa solemne ante 132 delegaciones internacionales, entre ellas, la del presidente Enrique Peña Nieto
El Papa Francisco inició formalmente su pontificado, luego de haber recibido el Palio y el anillo del Pescador, dando inicio a la misa solemne del arranque de su papado.
Sus primeras palabras pronunciadas en la homilía fueron dedicadas a su predecesor Benedicto XVI, quien este mismo martes celebraba su santo (San José).
También habló de que el poder del Papa es servir a los otros, «especialmente a los más pobres, los más débiles». Y pidió a los responsables políticos y sociales que sean custodios de la creación y guardianes del medio ambiente.
La ceremonia fue un rito cargado de símbolos que recuerdan el vínculo del Papa con San Pedro, como sucesor suyo, empezando por el lugar donde se lleva a cabo: la Plaza, donde según la tradición fue martirizado el apóstol Pedro.
El Evangelio fue leído en griego y la comunión fue dada por 500 sacerdotes. Al final de la misa, Francisco saludó en el interior de la basílica de San Pedro a los representantes de las delegaciones asistentes.
En la plaza los asistentes fueron distribuidos de la siguiente manera: a la entrada de la basílica y a la izquierda, los arzobispos y obispos -alrededor de 250- y las delegaciones de otras iglesias y confesiones cristianas; a la derecha, las delegaciones de los diversos países encabezadas por los jefes de Estado y ministros.
El presidente Enrique Peña Nieto tomó su lugar después de las 2:00 horas tiempo de México, acompañado de su esposa Angélica Rivera. En su trayecto saludó a los presidentes de Argentina, Chile y Ecuador. Estuvieron presentes además 132 delegaciones de países y organizaciones internacionales.
Previo al inicio de la misa, Jorge Mario Bergoglio recibió la indumentaria litúrgica del Palio y el anillo del Pescador, signos del líder máximo de la Iglesia católica. El cardenal «protodiácono», Jean Louis Taurán, le impuso el Palio (una faja de lana bordada con cruces rojas) mientras que el cardenal decano, Angelo Sodano, le entregó el anillo.
Antes había bajado a la tumba de San Pedro, donde oró junto a un grupo de patriarcas y arzobispos mayores.
Luego comenzó una larguísima procesión que salió de la Basílica.
Sus vestiduras fueron simples: una casulla color marfil con tiras bordadas, y mitra del mismo tono. Al llegar al atrio del templo besó el altar mayor y echó incienso alrededor.
Previo a todos estos ritos, el papa había recorrido la plaza de San Pedro abordo del papamóvil, desde donde saludó a los cientos de fieles reunidos. El jeep blanco Mercedez Benz no tenía la capota transparente antibalas usada antes por Benedicto XVI.
A lo largo de ese recorrido que duró unos 30 minutos, se frenó a besar a un niño y a saludar a un enfermo mental que estaba junto a una de las vallas, acompañado por su familia.
Fuente El Universal /ExtraOficial