Culiacán Sinaloa.- Por el caso de las dos jovencitas originarias de Tamazula, Durango, que fueron asesinadas a balazos en la sindicatura de Sanalona, faltan por detener a 4 agentes de la Policía Estatal Preventiva, entre estos el coordinador del grupo Élite, sin embargo, no han sido localizados por el personal de la Fiscalía del Estado, ya que se presume que estos elementos se dieron a la fuga desde el día que se enteraron que se habían girado órdenes de aprehensión, esto durante la gira de trabajo que sostuvo AMLO en Durango, donde el mandatario afirmó que ya se había judicializado el caso.
Hasta el momento sólo el agente identificado como Joel, es el único detenido por este caso y quien ya tuvo su primera audiencia donde salieron a relucir los nombres de los otros cuatro elementos involucrados en este hecho, registrado el pasado 27 de enero en el área conocida como El Templete de Sanalona.
Los otros cuatro agentes, hoy prófugos de la justicia, se llaman, Luis Antonio, de quien en el lugar de los hechos se encontraron 3 casquillos detonados con su arma de cargo.
Ismael, quien disparó en 18 ocasiones.
Alfredo, quien solamente disparó una vez.
Todos ellos salieron positivo a la prueba de Rodizonato de Sodio pero las armas no, por lo que en la opinión del personal pericial de la Fiscalía de Sinaloa, se advierte que los policías limpiaron sus armas Galil, calibre 7.62 mm.
El cuarto agente que falta por detener, es el coordinador del grupo Élite, Carlos Alberto identificado como el comandante «Níquel», quien presuntamente apoyó a los agentes a su cargo para que trataran de evadir la acción de la justicia, cambiando la versión real de los hechos.
También durante esta audiencia se dio a conocer que fueron 22 impactos de bala los que presentó el vehículo Honda, donde viajaban las hoy occisas, Andrea Candelaria y Ana Carolina, en compañía de otras dos personas.
Además de los delitos de homicidio calificado y homicidio calificado en grado de tentativa, estos agentes también serán juzgados por los delitos de abuso de autoridad y delitos cometidos por servidores públicos y al comandante «Níquel» también por encubrimiento.