¡QUE SE JODA LA CULTURA!


 

México, D.F.-(El Financiero) Si el placeado secretario de Hacienda, Luis Videgaray, aplicara para su oficina las normas que le impone al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, éste viajero frecuente a los foros internacionales tendría que haberse quedado en México comiendo chorizo toluqueño porque no habría dinero para sus viajes.

 

Hace cuatro meses que la Dirección de Vinculación con los Estados, del CNCA, está semiparalizada porque, siendo su trabajo la atención a las entidades federativas, no puede cumplirlo pues la SHCP no autoriza aún la partida correspondiente al desplazamiento de su personal y de los miembros del Sistema Nacional de Creadores de Arte que, en cumplimiento con la retribución social que le impone la beca, dan talleres de su especialidad por toda la República.

 

Este labriego del teatro estaba preparando maletas para impartir un taller de dramaturgia en la ya calurosa ciudad de Culiacán, cuando le avisan que por “causas de fuerza mayor” no le es posible a Vinculación comparar los pasajes correspondientes. Yo sólo tengo que deshacer la maleta y decirle a la Valentina que siempre sí nos vemos en el hotelito de Real del Monte, pero el encargado del taller por el Instituto de Cultura de Sinaloa, que ya había hecho campaña de prensa, que ya había abierto la convocatoria y ya había hallado eco en su comunidad, al grado que desde el primer día se llenó el cupo correspondiente, ¿qué les dice a su gente?

 

Cualquiera que sea la explicación, el único que no quedará embarrado en el desencanto ciudadano será el culpable de la situación: don Luis Videgaray como responsable de la secretaría que desde siempre ha sido un obstáculo para la inversión pública en cultura. Secretarios vienen, secretarios van y no hay uno que entienda que la mayor riqueza del país es su cultura. Todos ven el presupuesto para sostener y acrecentar los bienes y servicios culturales como un gasto ornamental, cuando bastaría que visitaran el Museo y la colección de pintura de su secretaría para entender lo contrario.

 

Los creadores de artefactos artísticos de éste país le hemos estando mentando la madre, por el atraso inverosímil del pago al trabajo realizado, a los entes equivocados. Hemos maldecido en vano a los administradores de la cultura. Toda la energía que se acumula en la frustración de la mujer y el hombre que no puede pagar la renta, que no alcanza a cubrir sus deudas, que no puede comprar su guato de hierba santa ni regalarle a su morra o a su matador unos calzones rojos, debemos dirigirla hacia el Zócalo de la ciudad de México, justo al despacho del Secretario y pedir en conjunto que el titular de esa silla no pueda evacuar sus alimentos hasta que se recomponga el laberinto burocrático que la SHCP ha enrarecido cada vez más para distribuir el dinero público para cultura.

 

A la manera de Sheldon Cooper –The big bang theory-, enfoquemos nuestro poder mental al momento en que el señor secretario vaya al cumplir sus necesidades fisiológicas y decretamos: ¡No podrás cagar, no podrás cagar hasta que sueltes el dinero para cultura!

 

Somos miles los damnificados en todo el país por la incultura, la insensibilidad, la tozudez tecnocrática de la SHCP, y como en el universo esotérico todo mundo está de acuerdo en que México es uno de los chacras del planeta tierra, es muy probable que el poder de nuestra mente logre lo que no han podido hacer los funcionarios de la cultura: estreñir hasta el delirio al secretario de Hacienda, para que sienta lo que se siente astringir los fondos públicos para ese dolor y ese placer de la creación individual y colectiva que llamamos cultura.

 

Fernando de Ita/