Dámaso López, el capo que cercó la dinastía de “El Chapo” y a quien acusan del asesinato de Javier Valdez


Ciudad de México.- Este 15 de mayo se cumple un año del asesinato de uno de los periodistas más respetados y queridos en México, Javier Valdez, fundador del semanario Ríodoce de Sinaloa.

Él, como pocos, describió las entrañas del narcotráfico en su estado natal, y las operaciones del Cártel de Sinaloa, hoy en manos del hermano y los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán.

De cómo se hicieron del poder, dejando atrás a uno de los líderes del cártel, Dámaso López, «El Licenciado», escribió Javier antes de su asesinato. Y eso pudo costarle la vida, presumen las autoridades.

A estas alturas, la investigación de su asesinato tiene la mira puesta en «El Licenciado». El jefe narco que presuntamente pagó el asesinato del periodista al precio de una pistola con su emblema. Al menos eso aseguró «El Koala», el único de los tres presuntos asesinos detenidos hasta ahora, quien solicitó protección y cambio de prisión por temor a represalias.

El Koala fue detenido el 23 de abril y dos días después tuvo su primera audiencia ante un juez que lo vinculó a proceso como uno de los presuntos asesinos de Javier. No declaró, pero las evidencias apuntan a que él, junto con otros dos hombres identificados como Francisco y Luis, recibieron la orden de matar al periodista por sus publicaciones sobre las pugnas internas en el Cártel de Sinaloa: la poderosa organización criminal que Dámaso López ayudó a construir como mano derecha y compadre de El Chapo. Esta es su historia.

Una infancia de privilegio

Originario de Eldorado, Sinaloa, donde nació el 22 de febrero de 1966, Dámaso López tuvo una vida privilegiada de estudiante, que lo distingue de la mayoría de los capos de su generación: muchos de ellos pobres, con educación básica y en origen trabajadores de campo donde comenzaron con el cultivo de mariguana o amapola, como en el caso del «Chapo».

Dámaso no. Él es hijo de un prominente funcionario local, a quien llamaban Don Dámaso (López García), que fue recaudador de impuestos, presidente de los ganaderos de la región y síndico –funcionario municipal– de su pueblo en 2007 por el oficial Partido Revolucionario Institucional (PRI). Don Dámaso tuvo los recursos suficientes para hacerse de propiedades como un rancho de 6 hectáreas con lago, palapas, capilla, canchas deportivas y una residencia de lujo.

Su hijo, por lo tanto, pudo estudiar en una escuela privada de monjas carmelitas y cursar su educación superior en la Universidad de Occidente. De allí salió con un título de derecho y el mote que lo distinguiría en el mundo de las drogas como «El Licenciado».

A los 25 años Dámaso López tuvo su primer trabajo como policía judicial y hasta dirigió un programa de detección de prófugos que lo llevó al sistema de prisiones, donde su biografía cambió ruta en 1999. Ese año Dámaso López se convirtió en subdirector del penal federal de Puente Grande, en Jalisco, bajo las órdenes del director Leonardo Beltrán Santana. Allí estaba preso por primera vez un joven narcotraficante detenido en Guatemala en 1993: Joaquín «El Chapo» Guzmán.

Nada le convino más al «Chapo» que el nombramiento de aquellos dos funcionarios, los dos originarios de Sinaloa y ya con vínculos con el Cártel de Sinaloa. En su libro «Los señores del narco», la periodista Anabel Hernández afirma que Dámaso López, entonces de 33 años, llegó a la subdirección de Puente Grande, por amigos del Chapo y acompañado de un grupo de colaboradores a quienes llamaron «Los Sinaloas».

«A raíz de su llegada al Centro de Readaptación Social, la disciplina se convirtió en artículo del reglamento que nadie ponía en práctica», escribe la periodista. Al penal ingresaban mujeres, celulares drogas y viandas para El Chapo y dos amigos suyos: Héctor El Güero Palma y Arturo Martínez Herrera. Todo gracias al «Licenciado».

De Puente Grande, el «Chapo» se fugó por primera vez el 19 de enero de 2001 y su escape selló la lealtad y amistad con «El Licenciado», quien había renunciado a su puesto apenas unos meses antes, en octubre del año 2000. Sin embargo, había seguido visitando al Chapo hasta 10 días antes de su escape.

El discreto capo

La investigación de la fuga del «Chapo» colocó por primera vez el nombre de Dámaso López en la mira de las autoridades federales, que lo señalaron como artífice de la fuga al operar la red de funcionarios públicos que permitieron a Guzmán Loaera salir del penal en un carrito de lavandería, de acuerdo con la versión oficial.

A partir de ese momento, Dámaso se incrustó en el primer círculo de confianza del «Chapo», al convertirse en su hombre de confianza, su operador y negociador en el negocio de las drogas, el jefe de su propio ejército de sicarios y su compadre –el hijo de Dámaso López, conocido como el «Mini Lic» es ahijado de Guzmán Loera.

De acuerdo con la periodista Anabel Hernández, «durante 15 años de servicio al Chapo, («El Licenciado») construyó su propia estructura criminal, que incluía la compra de autoridades mediante grandes sobornos y una amplia red en México, Estados Unidos, Centro y Suramérica, dedicada al narcotráfico».

Las autoridades de Estados Unidos, en sus investigaciones, detectaron que «El Licenciado» llegó a tener bajo su control las conexiones del Cártel de Sinaloa con grupos de narcotráfico en Colombia y Perú, y el tránsito a través Panamá.

En enero de 2013, la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, (OFAC por sus iniciales en inglés) determinó que «El Licenciado» tenía un «importante papel en el tráfico internacional de drogas», y lo señaló como responsable de enviar varias toneladas de narcóticos de México a Estados Unidos.

En marzo de ese mismo año, fiscales federales de Estados Unidos lo acusaron de cargos de narcotráfico y lavado de dinero, y calcularon que el producto de sus actividades criminales ascendía a unos 280 millones de dólares.

La lucha por el poder

De Dámaso López se sabía poco. Aun ahora, preso en Estados Unidos no hay mucho más de su vida que lo indagado ya por la prensa nacional.

Discreto siempre, antes de su detención sólo se conocía una foto de él de hacía más de una década. Por eso sorprendió el video con su imagen que transmitió Televisa en 2017. Las imágenes las había captado un hacker que ayudó en su captura. Nadie, ni las autoridades, habían visto una foto suya reciente.

«Quienes lo conocen lo describen como un hombre astuto, explosivo, visceral y que no se tienta el corazón para tomar decisiones que tengan que ver con su poder dentro el negocio de las drogas», escribió Anabel Hérnadez.

Ya encumbrado en la cima del Cártel de Sinaloa, junto con el «Mayo» Zambada, «El Licenciado» se perfiló como el relevo natural del Chapo Guzmán. Así lo dijo el mismo Guzmán Loaera a las autoridades, al ser detenido en Mazatlán, Sinaloa, en febrero de 2014. De acuerdo con el periodista Carlos Loret de Mola, los marinos que lo aprehendieron interrogaron al capo sobre su posible sucesor y este les contestó. «Seguramente será mi compadre Dámaso», diría el «Chapo».

Al año siguiente, en julio de 2015, Joaquín Guzmán volvió a escapar. Esta vez del penal del Altiplano, en el Estado de México, a través de un túnel. Hubo quienes sospecharon que detrás de su fuga estaba de nuevo la mano de su compadre Dámaso López.

Atrincherado para evitar su captura, se presume que el «Chapo» hizo a un lado a Dámaso del poder del cártel, confiándoselo a su hermano Aureliano Guzmán Loera, «El Guano», y a sus hijos Iván Archibaldo y Alfredo.

Para entonces, Dámaso López ya tenía su propio grupo dentro del cártel, conocido como Fuerzas Especiales de Dámaso (FED), que controlaban la parte sur de Sinaloa y Baja California Sur.

Con su propio «ejército», Dámaso quiso enfrentar a la dinastía Guzmán Loaera, luego de la tercera captura del Chapo en enero de 2016. Y allí comenzó la guerra.

La atención centrada en su compadre permitió que «El Licenciado» estuviera fuera del radar de las autoridades durante un tiempo. Pero la violencia en Sinaloa que desató el enfrentamiento entre grupos del Cártel de Sinaloa lo colocó de nuevo en la mira.

Ya con el «Chapo» fuera de juego, extraditado en Estados Unidos, hay versiones que apuntan a que Dámaso buscó una alianza con el jefe del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Nemesio Oseguera Cervantes, «El Mencho», y con Alfredo Beltrán Guzmán, «El Mochomito», del Cartel de los Beltrán Leyva.

Después, en agosto de 2016, ocurrió el secuestro de los hijos del «Chapo» en el restaurante La Leche, de Puerto Vallarta, Jalisco. El hecho fue atribuido a integrantes del CJNG como parte del acuerdo con Dámaso López. De acuerdo con el semanario Ríodoce, Ismael «El Mayo Zambada negoció su liberación. Pero este hecho selló la ruptura dentro del Cártel de Sinaloa.

De manera pública, en una carta enviada al periodista Ciro Gomez Leyva, los hijos del «Chapo» acusaron la traición de Dámaso y afirmaron que había atentado contra el Mayo Zambada. Entonces vino la revancha.

En abril de ese año la Marina asesinó a uno de los lugartenientes del «Chapo» y sus hijos: Francisco Javier Zazueta Rosales, «Pancho Chimal», quien había escapado de la prisión de Aguaruto un mes antes, en marzo.

De acuerdo con información de la prensa local, las autoridades pudieron montar el operativo en su contra gracias a una llamada anónima que recibieron de la localidad de Eldorado. El delator dio información detallada de su ubicación en el poblado de San Cayetano, de la sindicatura de Tepuche. Allí estaba con 5 de sus hombres, quienes enfrentaron a los marinos. «Pancho Chimal» cayó abatido.

Las grietas en el Cártel de Sinaloa, las traiciones y detenciones fueron cerrando el cerco en torno de Dámaso López.

Así las autoridades pudieron contactar a uno de sus hackers, a quien Dámaso había contratado en 2016 para montar una campaña viral en contra de los hijos del «Chapo», según sus propias palabras, publicadas por Vice en mayo de 2017.

Ese hacker filtró después a la prensa imágenes y un video de Dámaso de ese año, que aparecieron en medios en abril de 2017, en medio de la pugna dentro del Cártel de Sinaloa. Por primera vez las autoridades miraron el rostro de Dámaso, ubicaron al hacker y le ofrecieron protección y 1.5 millones de dólares para que ofreciera información sobre El Licenciado.

Su detención ocurrió el 2 de mayo de 2017, en la colonia Anzures de la Ciudad de México. Estaba solo, sin escoltas. Ahora está preso en el penal federal número 9 de Ciudad Juárez, Chihuahua, donde estuvo su compadre «El Chapo» antes de ser extraditado a Estados Unidos.

A un año de su captura, «El Licenciado» está de nuevo en la mira de las autoridades que investigan el asesinato de Javier Valdez.

INFOBAE/ Extraoficial